lunes, 20 de julio de 2015

Indies, hipsters y gafapastas

Parece que este verano está siendo bastante prolífico en cuanto a lo que se refiere a escribir en el blog.

Esta entrada es una mezcla de opiniones, pinceladas y resumen de este libro, Indies, hipsters y gafapastas, de Víctor Lenore. El subtítulo es más que sugerente: "Crónica de una dominación cultural". "Oí" hablar de este libro en una entrevista a su autor, creo que fue en la edición digital de el País, y enlazado desde el facebook de alguien. Me resultó muy interesante ver que la posición del autor es "anti-hipster", para nada le resulta algo positivo esta tribu urbana. Yo siempre he pensado que "soy más hipster que los hipsters". Esto sobre todo relacionado con el interés que se supone que tienen en no estar a la moda, y que misteriosamente se habían puesto de moda.
La música indie (no toda), siempre me ha gustado, aunque sean los grupos más facilones como Arctic Monkeys o the Strokes, y luego encontrando otros, Russian Red, Arcade Fire, pero nunca "pasándome" de moderno, no escuchaba grupos que aún ni existían.

En este libro se recalca otro aspecto importante de esta corriente, y es que no sólo justifica el sentimiento de superioridad, sino que es totalmente apolítica, y ya no sólo eso, sino que además se basa en el consumo, en cómo consumes y en qué consumes. Y estos dos últimos puntos son los más importantes: no tienen preocupación política y exaltan el consumismo.

Hace un repaso de la evolución histórica, y de su repercusión bastante interesante; explica los mecanismos que se utilizan, cómo se relaciona con sentimientos adolescentes y sobre todo cómo es un movimiento racista y machista.

Una cosa que no me ha gustado nada es el hecho de poner como ejemplo siempre la música latina como contraejemplo, o como ejemplo de lo que los hipsters más odian: el raeggetón no es precisamente un exponente de respeto por la mujer, y en mi opinión utilizar siempre la misma progresión armónica y prácticamente los mismos ritmos resulta aburrido (en relación a la música que no es raeggetón y que proviene de sudamérica). Otra cosa que no me ha gustado es "justificar" a los canis/chonis: estoy de acuerdo en que sentirse superior está mal, pero esta otra tribu urbana tampoco tiene ningún interés en la política y tampoco tiene en general mucho interés en una sociedad más cohesionada, sueño del autor.

El tema de la música distinta de la influencia anglosajona lo puedo entender, pero es normal en mi opinión que algo que se sale de tu contexto cultural te resulte extraño y por tanto que no te guste. A mí la música tradicional china en general no me parece nada atractiva la verdad, y sin embargo la música de Silvio Rodríguez me resulta bastante agradable de escuchar en general, sin importarme que sea cubano.

Tengo que reconocer no obstante que yo estoy "manchado" por varios de esos prejuicios (salgo con una chica Peruana pero que está bastante bien adaptada a la cultura occidental) y que sí que rechazo la música que ponen en discotecas y la música tradicional latina en general me desagrada, pero no por cuestiones de procedencia, sino porque he formado mi gusto escuchando otras armonías y otros ritmos. En resumen, que no me parece algo malo tener un gusto formado, aunque sí que estaría de acuerdo con Lenore en que no por tener un gusto distinto hay que rechazar al otro.

En cuanto a política sí que me gustaría alcanzar una sociedad más colaborativa, más común, aunque no comunista. Lo ideal sería en mi opinión una mezcla entre las ventajas individuales que ha traído consigo el capitalismo pero también buscando la vida común, yo no soy nada sin gente que haga zapatos, pan, cultive verduras, haga imprentas, fabrique tecnología y haga música; somos un animal social, pero no con inteligencia colectiva, y hay que encontrar el punto medio entre ambos puntos.

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